sábado, 19 de julio de 2008

Aún pasando el tiempo ...

Hola, vuelvo a encontrarme con todos. Hace poco, os estuve hablando de recuerdos y de carpetas llenas de folios amarillentos por el paso del tiempo. De ilusiones que casi todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida. Esos momentos que quisimos expresar algo y decidimos hacerlo sobre papel.

El tema, ha traído cola. La verdad es que no me imaginaba que tantas personas tuviesen carpetas repletas de folios, pero he de reconocer que ha sido una grata sorpresa saber y participar en las ilusiones pasadas que tuvo mucha gente.

Me apetece hablar de algo en especial. Es una poesía, de hace aproximadamente 10 añitos. Es de alguien a quien conozco muy bien, alguien que yo pensaba que había cambiado totalmente con el paso del tiempo, y que, he descubierto que sigue siendo la misma persona de hace años. Dentro de otro contexto, cambiando nombre y lugares, pero sigue siendo igual, preocupándose y sufriendo por lo mismo de antaño e ilusionándose de igual forma.



Odio tan atroz miedo,
Miedo a perderlo todo.
Pues ya una vez lo perdí
Sin saber el como

Me encuentro en la puerta
Del absurdo olvido otra vez
Pierdo y regalo lo que tengo
Sin saber con ello que hacer

No pretendo, ni puedo seguir
Por mucho más tiempo
Creo que es hora de volver a desaparecer
Regresar a mi oscuro silencio.


Os puede parecer curioso, cuando se creó esta poesía a parte de juventud, se podría decir que había poca experiencia en vivencias. Mucho después, el autor@ se ha encontrado con la misma encrucijada en su vida, con mas años y vivencias, pero exactamente con las mismas preocupaciones y miedos.

Algo que nos puede llevar a pensar que la vida son ciclos, mañana bien y pasado mal, y otra vez repetimos (como las natillas). Pero a parte de eso, hay algo mucho más bonito que aprender, por lo menos desde mi punto de vista. A parte del estrés diario y las miles de responsabilidades que vamos adquiriendo con la edad y el paso del tiempo, nuestro interior sigue siendo el mismo. Aquel interior que alberga la esperanza e ilusión de un niño, los nervios y tonterías de un adolescente, las preocupaciones y miedos de un responsable adulto, incluso la sabiduría y felicidad de un anciano preparándose al final. Pasarán años, llegarán las arrugas y puede que la perdida de memoria, pero muy señores míos, los sentimientos y sensaciones, siempre serán las mismas.
verovero

1 comentario:

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Supongo que la esencia permanece y que apenas podemos aspirar a comprendernos... Pero, ya sabes, no hay que hacerme mucho caso

 

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